jueves, 30 de octubre de 2008

Capítulo 2

Se llama María. Tiene una mirada tan penetrante que siente hasta en la nuca, como si sintieras que te desnuda con ella en solo un par de segundos. Si se la ve directamente es tan peligrosa como un eclipse de sol, es como si explorara tu alma y pensamientos en un solo vistazo. Pero yo me podría perder para siempre cruzando nuestras miradas esperando que algún día se funden en una sola. Para mi es hipnotizante mirar esos hermosos ojos almendrados tan perfectamente resaltados por el tono de su piel, un café claro, color canela, como un bronceado natural. Tiene el pelo largo aunque casi siempre lo usa recogido con una cola. Su cabellera es ahora rubia clara, que le queda muy bien, pero no se compara con su natural castaño casi pelirrojo de belleza extravagante. Mide aproximadamente un metro setenta y es esbelta, de torso bien formado por el deporte y unas piernas largas y moldeadas que derraman la saliva de más de uno al verla pasar. A parte de su belleza física tiene carácter fuerte y seco, pero siempre bondadosa y caritativa, dispuesta a brindar una mano si de verdad hace falta. Es bastante seria y con los pies en la tierra, a diferencia de la mayoría de las chicas de su edad y es en eso precisamente que les saca ventaja pues le ayuda a cumplir siempre con sus metas. Es precisa en lo que quiere y no descansa hasta conseguirlo, ambiciosa y tenaz, toda una mujer de carácter. Cualquiera la calificaría de fría pero en realidad ese es solo un escudo que la ayuda a conseguir lo que desea, una barrera que al ser superada muestra toda la calidez que esta reservada solo para sus seres queridos. En el fondo puede ser tan cálida y amorosa como una madre que acaba de tener a su primer hijo. Tampoco es de reír con facilidad pero, así como las piedras preciosas, su sonrisa es mucho más hermosa por su escasez y quien llega a conocerla bien aprende hasta a distinguir entre estas. Una mirada perdida y la boca en una mueca sin mostrar los dientes quiere decir aburrimiento, apenas disimula sus ganas de estar en otra parte. Los ojos centrados en la persona que busca causar gracia y una sonrisa con lo dientes bien abiertos significa una sonrisa hipócrita, que ríe por educación o por no lastimar a alguien. Pero cuando de verdad esta feliz, cuando de verdad disfruta algo, tiene una marca registrada. Sonríe solo hasta la mitad y se pueden percibir los dientes superiores, aunque no todos, y algunos de los de abajo, sus cachetes se abultan ligeramente y sus ojos. Esos ojos. Instintivamente los cierra hasta la mitad, como si los tuviera rasgados, y todo lo intimidante que puede tener en su mirada se esfuma por completo. Solo se ve en ella ternura. Es su sonrisa de inocencia. Tiene un encanto único. Penetrante e intimidante pero al mismo tiempo tierno e inocente. Se llama María.

domingo, 26 de octubre de 2008

La balada de todo y de nada

En una noche de burdel
Voy y me siento a escoger
Saco a una niña tan cansada
Que no se puede ni mover

En eso llega la Madame
La insulta y hace un ademan
Casi golpea y yo intervengo
“Tranquila, yo las sé tratar”

La trato de convencer
Y nos ponemos a charlar
Hablamos del amor, del odio,
Del destino y del azar

Ella me habla de su local
Lo quieren sindicalizar
Las putas todas juntas
Usando el capital de Marx

Como un día en la granja
Los cerdos se cansaron
Se organizaron
Y la revolución gestaron

Y como dijo un cura
La iglesia no va más
Pues Jesucristo hijo
A la izquierda, se sentará

Me siento otra vez, le dije
Como en 1984
Todas enumeradas
Y en todo el Gran Hermano

Y si en ese mundo
Hay autoridad tajante
Tengo una pregunta
¿Quién vigila al vigilante?

Después de cien años, me dijo
De vivir así
Quiero que mi Macondo tenga
Un final feliz

No tengo tu tiempo, dije
Será pronta mi Vendetta
Que no queda mucho
Ya se acaba el planeta

Ya lo dijo el Diablo
Y La Muerte lo confirmó
El mundo esta tan loco
Que hasta el cielo se vendió

Ya hubo algún profeta
Que lo dijo antes que yo:
Más miedo que a ambos
Al humano temo hoy

A veces me pregunto
¿Que mierda hacemos aquí?
Si la vida es un juego
Que termina al morir

Y si la muerte es derrota
¿Qué se obtiene al ganar?
Si la vida eterna
Es un premio que nadie da

Dime que camino
Lleva a la felicidad
El arcoíris tiene siete
Y ninguno de esos va

Este es el camino, dijo
Y de piernas se abrió
La había convencido
Y al final, ella me convenció

Sueño

Esta mañana tuve un sueño
Que parecía realidad
En ese sueño yo era el dueño
De mi luz y mi verdad

Peces verdes volaban
Era negro el mar
Mil gatos aullaban
Pero yo me sentía en paz

Habían tres lunas naranjas
Las nubes eran de cartón
Los manzanos daban mangas
Y el suelo era algodón

Tuve que despertar
Y mis ojos abrir
Ver el mundo real
Y comenzar a vivir

Pero a todas las personas
Les hace bien soñar
Y escapar algunas horas
De la fría realidad

sábado, 25 de octubre de 2008

Algo que contar

Algo que contar. Me gustaría tener algo que contar, una historia fantástica o un suceso real. Algo de que hablar, algo para narrar. Para hacer un hermoso poema con rima y con son, tal vez lo haga un cuento, tal vez lo haga canción.

Quiero tener algo que contar. Para poder darle vida y con palabras pintar. Que los adjetivos me ayuden a formar una imagen y apoyarme en los verbos para inventar una acción. Quiero tener un héroe perfecto al que todos amen, un mundo hermoso donde quieran vivir, que mis palabras sean alas que hagan volar y que no hayan barreras que limiten imaginar.

Me gustaría tener algo que contar. Expresar una idea, sentimiento o emoción, hablar de algún hecho sea real o ficción, usar mi elocuencia describiendo una acción y abrir nuevos mundos con cada oración.

Quiero tener algo que contar. Así poder usar vocablos exquisitos para dar vida y crear o de forma despiadada destruir y matar. Usar la tinta como arma y el papel de cuartel donde expresar mis palabras sean victoria y placer. Usar la belleza para darme a entender y así aplicar la palabra en su esplendor y poder.

Para todo esto yo quisiera tener, algo que contar porque lo haría con placer.

El arte de ser micrero

Que habilidad debe tener el hombre que ejerce esta profesión. Tiene totalmente ganado el titulo de maestro, o en algunos casos “maistro”. Que bríos debe tener la persona que elija, o bien se vea obligado a cumplir esta tarea.

Este hombre tiene la habilidad de conducir un monstro metálico de entre 2 a 3 toneladas a una velocidad promedio de 60 kilómetros por hora, sino es más. Su agilidad mental es tal que la envidia hasta el más brillante ingeniero ya que calcula el precio exacto por pasajero, organiza las monedas y billetes en su lugar, y le devuelve el cambio sin levantar la vista del camino. Además precisa calcular la velocidad exacta con que debe conducir para llegar a sus paradas a tiempo sin perjudicar a los pasajeros, al menos no mucho.

Vale también destacar su caridad con los conductores menos experimentados. Apenas este percibe un error, se lo hace notar al comedido con un grito y un cariñoso saludo a su madre, a quien recuerda por su profesión. Después de esto el artista del camino se despide con una amistosa señal que le muestra al aprendiz usando su dedo mayor.

Y para finalizar mi oda a este personaje debo recordarle al lector su perfecta atención al cliente. Seguramente en más de una ocasión usted pensaba que no entraría en un vehículo que excedía su capacidad con al menos 10 personas, pero este bondadoso señor obvio las reglas de transito solo para brindarle una mano a un transeúnte necesitado. Y eso que no mencioné que no esperó hasta su parada para dejarlo subir. No este señor tan desinteresado es capaz de pararse hasta en un puente solo para brindarle una ayuda caritativa a otro pasajero más.

Que noble profesión la que cumple este señor, totalmente digno del titulo de “maestro”, perdón, “maistro”.